Ok, admitámoslo, soy una
persona un tanto desaventurada, que le ocurren cosas no muy agraciados todos
los días, pero en ocasiones yo no tengo la culpa de mis desgracias y eso lo
puedo comprobar, porque sé que son terceras personas las que me hacen pasar un
mal rato.
Hace dos fines de semana,
cuando aún estábamos de vacaciones y estábamos de fiesta en Mazatlán por la
semana internacional de la moto, me ocurrió un incidente, que pudo ser evitado
si desde un principio las cosas se hubieran hecho de la manera correcta.
Sábado 14 de Abril y yo
estaba de lo más tranquila festejando en un bar de la machado el cumpleaños de
una amiga de mi hermana, la fiesta se terminó, y ellas decidieron irse a casa,
yo como joven que soy, me quede con ganas de seguir y le marque a una amiga
para topármela en la zona dorada, (ella ya andaba por allá), y continuar la
noche, pues por aquellos rumbos la cosa estaba a tope.
Salí del bar, camine un poco
hasta encontrarme un par de taxis estacionados y me subí a uno, al primero que
estaba estacionado en la fila.
Cuando lo hice, le pregunte
al taxista que ¿Cuánto me cobraba a la zona dorada?, el muy seguro de sí, me respondió
$70.00, pero después de hacer una cara de “cómo dices que dijiste”, el
individuo decidió ceder y me dijo $60.00.
Así que como yo ya quería estar
en el arguende, me subí al taxi y le envié un mensaje a mi amiga de que ya iba
para allá.
El taxista por su parte, se
paro frente a otro bar y le dijo a uno de los meseros que se encontraban afuera,
“ahorita vengo güey, en chinga”.
Y sí, en efecto el hombre
iba en chinga, porque obviamente tenía que regresar por ellos, y me comento en
el transcurso del camino que lo más cerca que podía dejarme de la zona dorada
era en la Mega, lo cual yo acepté y dije está bien no hay problema.
Pensé, me bajo ahí, camino
un poco y llego, el plan iba bien y yo le informaba a través de un mensaje a mi
amiga que nos viéramos en Mc donalds.
Pero cuál fue mi sorpresa
que cuando levante la mirada para ver por dónde íbamos (por la UDEO) el taxista
me dijo, aquí está bien.
Y yo, un poco sacada de
onda, le pregunte qué ¿Por qué en la UDEO? (si el perfectamente me había dicho
que me dejaría en la Mega)
El tipo, respondió que el tráfico
estaba muy “cabrón”, que tenía que devolverse hasta la machado y ya era tarde,
y unos pretextos que por supuesto yo no tenía absolutamente nada que ver.
Siempre he sido muy relax y difícilmente
me enojo con la gente, pero esa vez si me molesto mucho la acción del tipo y se
lo dije.
Le comente que era de muy
mal gusto decir algo y hacer otra cosa, más aún que tuviera otras cosas por
hacer y que por ende las demás las desatendiera.
Me dio mucho coraje porque
me dejo súper lejos de donde yo vería a mi amiga, el tipo en plan soy buena
persona, me quiso regresar $10 por la mala acción que cometió.
Yo solo lo voltee a ver y le
dije, no se preocupe, preocúpese si algo me llega a pasar por caminar sola de aquí
hasta allá.
El hombre se quedo asustado
pues casi casi lo amenacé, yo me baje cerré la puerta y espere a que mi amiga
viniera por mí.
Me tuve que quedar sola como
media hora, en media de una ola de choppers.
Sé que me pude ver un poco
mala, diciéndole eso al taxista, pero en verdad estaba enojadísima, me aventó
donde se le antojo, ¿donde está el servicio por el que pago?, ¿donde está la “amabilidad”?,
se supone que uno se transporta en taxi, para andar más seguro, para llegar más
rápido, pero a mí me sucedió todo lo contrario.